EL MODELO DE MAXIMIZACIÓN DE BENEFICIOS

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El modelo de una empresa que intenta maximizar sus beneficios constituye, evidentemente, una simplificación de la realidad. Ignora las motivaciones personales de los directivos de la empresa, y no tiene en cuenta los conflictos personales que surgen entre ellos. Supone que los beneficios son el único objetivo relevante de la empresa; otros objetivos posibles, como la obtención de poder o prestigio, son considerados irrelevantes. El modelo también supone que una empresa dispone de suficiente información sobre sus costes y sobre la naturaleza del mercado en el que vende sus productos para descubrir cuáles son, realmente, sus opciones para maximizar sus beneficios. Por supuesto, la mayoría de las empresas del mundo real no dispone de esta información. Aun así, estas diferencias del modelo no tienen por qué ser graves. Ningún modelo puede describir la realidad con exactitud. La cuestión realmente importante consiste en saber si este modelo sencillo puede considerarse un buen modelo.


Contrastación de los supuestos

Una prueba del modelo de la empresa maximizadora de beneficios analiza su supuesto básico: ¿las empresas intentan realmente maximizar sus beneficios? Algunos economistas han analizado esta cuestión enviando cuestionarios a los ejecutivos para pedirles que se especifiquen cuáles son sus objetivos. Los resultados de estos estudios son muy variados. Los empresarios suelen mencionar otros objetivos distintos a los de los beneficios, o afirman que sólo hacen “lo mejor que pueden” dada su limitada información. Por otra parte, la mayoría de los entrevistados también mencionan su fuerte “interés” por los beneficios, y expresa su opinión de que la maximización de los es un objetivo adecuado. La contrastación del modelo de maximización de beneficios, mediante a contratación de sus supuestos, han ofrecido, por tanto, resultados no concluyentes.


Contrastación de las predicciones

Algunos economistas, sobre todo Milton Friedman, niegan que se pueda contrastar un modelo analizando la “realidad” de sus supuestos. Afirman que todo modelo teóricos se basan en supuestos “irrealistas”; la propia naturaleza de la teorización exige que hagamos ciertas abstracciones. Estos economistas concluyen que la única manera de determinar la validez de un modelo consiste en ver si es capaz de explicar y predecir los acontecimientos del mundo real. La contrastación última de un modelo económico se consigue cuando se confronta con los datos de la propia economía.

Friedman proporciona una ilustración importante de este principio. Se plante qué tipo de teoría se tiene que utilizar para explicar los golpes de jugadores profesionales de billar. Afirma que las leyes físicas sobre la velocidad, el momento y los ángulos de la física teórica clásica serían un modelo adecuado. Los jugadores profesionales de billar juegan como si aplicaran estas leyes. Pero si preguntamos a estos jugadores si comprenden los principios físicos subyacentes al billar, la mayoría contestaría, si duda, que no. No obstante, afirma Friedman, las leyes físicas ofrecen predicciones muy precisas y, por tanto, deben ser aceptadas como modelos teóricos adecuados de cómo juegan al billar los profesionales.

La contrastación del modelo de maximización de beneficios, por tanto, debería realizarse prediciendo el comportamiento de las empresas del mundo real, suponiendo que estas empresas se comportan como si estuvieran maximizando sus beneficios. Si estas predicciones se ajustan razonablemente bien a la realidad, podremos aceptar la hipótesis de maximización de beneficios. El hecho que las empresas respondan a los cuestionarios negando ningún intento preciso de maximizar sus beneficios es tan poco dañino a la validez de las hipótesis básicas como lo es que los jugadores profesionales de billar nieguen conocer las leyes de la física. Por el contrario, la contrastación última de su teoría es la capacidad de predecir los acontecimientos del mundo real.


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