LA “LEY DE LA DEMANDA”

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En la medida en que un individuo ha determinado la canasta de bienes que maximiza su utilidad procura adquirirla y formula entonces demandas por cada uno de ellos. Tales demandas dependen evidentemente del precio de estos y se representan generalmente por una curva -(Cournot[1801- 1877]) ha sido el primero en utilizar tal representación, pero es Walras primero y sobre todo después Marshall[1842- 1924], quienes han resaltado el lazo entre demanda y maximización de utilidad.

¿Cuál es la forma de las curvas de demanda?

La respuesta a ésta pregunta parece deducirse fácilmente: decreciente. ¿No es pues evidente que, ante incrementos en el precio de un bien, se procura adquirir menos de este incluso conduciendo a aplazar el consumo de otros bienes?

(q) : Representan las cantidades.
(P) : Representan los precios.

La anterior figura nos da un ejemplo de tal comportamiento. El propósito de los teóricos marginalistas no era, sin embargo, quedarse en las “evidencias” sino mostrar que el decrecimiento de la curva de la demanda de cualquier bien, es una consecuencia de la conducta maximizadora de la utilidad por parte los individuos. Han denominado ley de la demanda a una tal propiedad que en primer lugar, parece desprenderse de manera inmediata del principio de la utilidad marginal decreciente, asociado al de la maximización. En efecto, se ha visto que tal comportamiento, la maximización de la utilidad, conduce a escoger una canasta de bienes tal que la relación entre la utilidad marginal y el precio sea igual para todos los bienes de esta canasta. En tales condiciones, si el precio de un bien aumenta, se puede pensar que la utilidad marginal aumenta, para preservar la condición de la maximización. Ahora como las utilidades marginales se suponen decrecientes, para que una de ellas aumente se necesita que el consumo del bien correspondiente disminuya. De ahí el lazo lógico que parece existir entre disminución de la utilidad marginal y la ley de la demanda.

Sin embargo, si el asunto se mira con mas detalle se puede uno dar cuenta que las cosas no son tan simples, como el mismo Marshall lo había señalado a finales del siglo pasado.

En efecto, no es posible generalmente, aislar las consecuencias de las variaciones del precio de un bien sobre su demanda; así, en la medida en que el precio de un bien varía, aparecen dos tipos efectos:

El efecto sustitución, consecuencia del cambio en los precios relativos; si el precio de un bien aumenta mientras que el de los otros permanece constante, el consumidor procurará, en general, reemplazar el bien cuyo precio subió, y que se ha vuelto relativamente más caro, por otros bienes de los cuales se dice que son sustitutos;

El efecto ingreso, provocado por la variación en el poder de compra que resulta de la alteración mencionada de los precios.

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